Seguro detrás de los barrotes de la puerta que cerraba el corral de unos humildes pastores, un inconsciente cabrito
dedicaba todo su tiempo libre a lanzar todo tipo de insultos contra
cualquiera de los animales que por allí pasaban. Exaltado porque sus
actos quedaban sin castigo y la sensación de seguridad que le daba la
puerta, comenzó a burlarse y faltarle el respeto, con todo tipo de
insultos y ocurrencias, a un lobo que paseaba tranquilamente por la
zona. Sin levantar la voz lo más mínimo y con un tono muy calmado, el lobo le dijo:
- "¡Cómo se nota que tan solo eres pequeño cabritillo! Te atreves a insultarme detrás de esos barrotes, sin pensar en lo más mínimo las consecuencias que puedan traerte esas cosas en un futuro no demasiado lejano. Disfruta mientras puedas de tu fingida libertad, pues en cuanto tu cuerpo adquiera el tamaño de un adulto y tu dueño decida sacarte a pastar al campo junto a las otras cabras, no van a faltar voluntarios para darte tu merecido".
- "¡Cómo se nota que tan solo eres pequeño cabritillo! Te atreves a insultarme detrás de esos barrotes, sin pensar en lo más mínimo las consecuencias que puedan traerte esas cosas en un futuro no demasiado lejano. Disfruta mientras puedas de tu fingida libertad, pues en cuanto tu cuerpo adquiera el tamaño de un adulto y tu dueño decida sacarte a pastar al campo junto a las otras cabras, no van a faltar voluntarios para darte tu merecido".
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