Aunque, posiblemente sea el dolor es una de las experiencias más comunes de la vida,
siempre sorprende y continuamente nos exige aprender y adaptarnos a las
nuevas circunstancias que se nos presenta en el día a día de nuestra existencia.
La situación o la persona que nos enojan, recrean frente a nosotros una característica propia, de nuestra personalidad. Pero no una característica cualquiera, sino una con la que no estamos conformes, que nos resulta especialmente desagradable y a la que combatimos en nosotros mismos.
Y en la medida en que vayamos conociéndonos, aceptándonos y queriéndonos más y más profundamente, así también irá mejorando nuestra interpretación de la realidad.
La situación o la persona que nos enojan, recrean frente a nosotros una característica propia, de nuestra personalidad. Pero no una característica cualquiera, sino una con la que no estamos conformes, que nos resulta especialmente desagradable y a la que combatimos en nosotros mismos.
Y en la medida en que vayamos conociéndonos, aceptándonos y queriéndonos más y más profundamente, así también irá mejorando nuestra interpretación de la realidad.
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