A veces a días en que al levantarte recapitulas circunstancias o vivencias y te das cuenta de lo maravillosa que es la vida, a pesar de los de "lluvia". Todos los momentos que hemos estado de ánimo bajo o con una moral más decaída o sensible son "piedras" que la vida te pone en ese camino, solo para demostrarte y recordarte lo inmenso que eres y a la vez lo insignificante que puedes llegar a ser. Cada uno de nosotros, solo somos un puntito, una mota de polvo perdida en la inmensidad del Universo. Pero algunas veces, en el corazón de un ser querido ocupamos un lugar muy enorme. Pero ése lugar no se ocupa por derecho, cuándo uno ocupa un lugar grande en la vida de otra persona hay varias pautas que nos asocian. Cuándo entras en la vida de alguien, sea por casualidad, sincronía, por ley o por sangre, hay unas vivencias que al compartirlas te hacen unirte a ellas con un cordón umbilical invisible de amor y comprensión. Nadie en este mundo esta libre de cometer errores, es de humano equivocarse, una y otra vez. Lo que si es cierto es que no es lo mismo superar ésos momentos sólo o rodeado de gente que te quiere, es más fácil levantarse del suelo cuando te tienden esa mano y por eso, algunas veces en los peores momentos es cuando puedes conocer a personas impresionantes, maravillosas, honestas, generosas, con unos principios y una ética intachables, que te ayudaran a caminar por ese duro camino que es la vida, y sin pedir nada a cambio. Y esto en esta época de ambiciones, traiciones... es algo por lo que luchar cada día
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