viernes, noviembre 25, 2016

El dar gracias... se ha perdido

Hoy en dia el dar las gracias por un beneficio o favor concedido, así como el pedir perdón por nuestras acciones que han podido molestar a los demás, son algunas de las buenas costumbres que hemos olvidamos poner en práctica. Eso es algo que los abuelos, padres, tios no hemos inculcado a los pequeños, como nos lo inculcaron en su día. En España (que es lo que conozco) se ha tendido en los últimos tiempos a la relajación en el empleo de estas expresiones cordiales, cosa que me parece que habla a las claras del estado de descrédito en que ha caído la sociedad española. Parece como si el desear "Buenos días", pedir "por favor", dar "gracias" o solicitar "perdón" fuese perjudicial psicológicamente para quien lo hace, cuando realmente lo único que generan expresiones así es beneficios para cualquiera de los interlocutores.
Que esto es una realidad, lo podemos ver cada día. Con tan sólo salir a la calle, podemos comprobar que los buenos modales están pasados de moda y han pasado a mejor vida. Basta con ir a comprar a una tienda. Si antes nos sorprendíamos cuando alguien no saludaba al entrar, ahora quizá la sorpresa nos la llevemos si lo hace. Solo las personas mayores, suelen desear unos simple buenos días o despedirse con un adios. Tanto cuesta ser educado con las personas que te rodean?
Cada vez es menos frecuente, escuchar el por favor al pedirle más pan al camarero y a agradecérselo dándole las gracias. Pero sin duda, son las faltas de educación de los más pequeños las que más deberían preocuparnos. Niños y adolescentes contestones, que gritan y molestan a otros comensales en restaurantes y tiendas, que entran corriendo en el autobús o en el metro para coger asiento y no cederlo a personas mayores, minusvalidas o embarazadas, que no paran de hablar en salas de teatro o auditorios de música molestando al resto de los aficionados... Pero detrás de esos niños y adolescentes están sus padres o sus tutores legales, sus modelos de conducta y comportamiento son básicos a la hora de que un niño los imite. Y son ellos los que deben corregir estas conductas y hábitos. Como decía mi padre (qepd), el árbol crece derecho desde el primer brote, y hay que corregirlo para que no se tuerza. Debe existir un equilibrio entre lo que decimos y lo que hacemos. Nuestros hijos, sobrinos o nietos observan y copian nuestros comportamientos. No hay que olvidar que conocer y practicar unas normas nos aportan seguridad y confianza.  En definitiva, la clave es sonreír en lugar de ir con el ceño fruncido. Es gratis y sienta muy bien, y todos podemos agradecr unos buenos dias o desear suerte al que compra un décimo o un boleto de la ONCE, porque te estan haciendo ganar dinero, que menos que desearle esa suerte que todos hoy en día necesitamos. 

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