Los elefantes de circo, cuando son pequeños, se quedan amarrados a un
cadena sostenida a la tierra por una estaca. Se cansan de intentar huir,
pero es en vano, la estaca y la cadena los condena a no ser libres.
Cuando son adultos, los fenomenales mastodontes de miles de kilos de
peso, no se atreven a intentar huir, porque aprendieron que es inútil,
luchar contra las cadenas y la estaca. Eso nos pasa a los humanos, desde
pequeños nos enseñan a ser sumisos con el poder, siempre el que manda
tiene la razón. Y eso queda grabado en nuestra memoria, que cuando
llegamos a ser adultos, somos incapaces de luchar contra las
injusticias, el poder tiene el mando y no podemos osar a luchar y ese
"ruido de las cadenas" es lo que veces nos ensordece y paraliza, porque
creemos que las llevamos encima. Y no es asi, la esclavitud paso hace
siglos, ahora debemos luchar por romper esas cadenas imaginarias que nos
sujetan al poder. Aunque parezca mentira, la unión hace la fuerza y si
como dice Llach:
"Si yo tiro fuerte por aquí,
y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae,
y podremos liberarnos".
Evidentemente como el "elefante", debemos comenzar nosotros a tirar fuerte y que todos aquellos que quieran que se unan a esta fuerza y caera seguro este sistema opresor en el que vivimos
"Si yo tiro fuerte por aquí,
y tú tiras fuerte por allí,
seguro que cae, cae, cae,
y podremos liberarnos".
Evidentemente como el "elefante", debemos comenzar nosotros a tirar fuerte y que todos aquellos que quieran que se unan a esta fuerza y caera seguro este sistema opresor en el que vivimos
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