viernes, septiembre 23, 2016

El dolor y la tristeza...

No hay vuelta hacia atrás, la tristeza, se aprende a llevar, los versos se leen con lágrimas atrás, las caricias se quedan en el baúl de la memoria, no podras desandar el camino, mientras el aire poco a poco de entrar en tus pulmones. Tu corazón se resiente a pesar, de tener que seguir latiendo. Iluso al pensar, al imaginar, al soñar… al esperar. Intentamos seguir adelante a pesar del dolor, eso no evita que a veces seamos poseídos por una sensación de tristeza que no conseguimos controlar. No importa el lugar donde estamos, en el trabajo, en una fiesta familiar, con tu pareja... en esos momentos te sangra el corazón y recuerdas tiempos que creias guardados en ese baúl que esta guardado en los más recondito de tu corazón, alli donde no llegan las lágrimas. Cuando esa tristeza se apodera de nosotros nos entra ganas de llorar. En mi caso, suelo desahogarme escribiendo y recordando cosas que pensaba que habían sido olvidadas, pero no es así, nunca se olvidan, los recuerdos siempre viven latentes en nosotros. Porque al final la pena y la tristeza son vacíos de nuestras vidas, algo que queremos y no tenemos, ese algo que nos hace despertar queriendo estar en otro lado y en otro momento, recuperar aquello que dejemos marchar en un momento   en el cual, pensabamos que era la mejor decisión. Esos momentos que no esperábamos, tales como una enfermedad, la pérdida de un ser querido, una separación o divorcio, y otras situaciones difíciles que no deseáramos haberlas vivido, son las tristezas que nunca se olvidan y a veces, incluso los que somos agnosticos culpamos a un ser divino, que nos castiga por nuestros errores, y aunque sonriamos a la vida, el dolor se llevara en el interior

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