Es una afirmación de que la seguridad del poderoso no descansa en lo que
piensen sus dominados. Es típica en personas que detectan una
dictadura, no sólo refiriéndome a un sistema político, sino en las
relaciones interpersonales también. Un narcisista puede vivir muy bien
sin las opiniones de otros si le son adversas, pero tomará los halagos
como una muestra de mansedumbre y tributo a su personalidad. Y esto es
lo que pasa en España, los politicos no se preocupan de lo que piense el
pueblo, el "trigre" los devorara igual, simplemente falta la unión. No
somos como los búfalos africanos, los cuales forman una unión para
defenderse del depredador y defender a los más débiles, aqui como las
ovejas... nos marcan el destino al matadero y vamos "balando nuestra
canción"