sábado, mayo 14, 2016

La Escuela de la Vida (Cuento Popular Arabe)

Había una vez un anciano muy sabio, tan sabio era que todos decían que en su cara se podía ver la sabiduría. Un buen día ese hombre sabio decidió hacer un viaje en barco, y en ese mismo viaje iba un joven estudiante. El joven estudiante era arrogante y entró en el barco dándose aires de importancia, mientras que el anciano sabio se limitó a sentarse en la proa de barco a contemplar el paisaje y cómo los marineros trabajaban. Al poco el estudiante tuvo noticia de que en el barco se encontraba un hombre sabio y fue a sentarse junto a él. El anciano sabio permanecía en silencio, así que el joven estudiante decidió sacar conversación:
- "¿Ha viajado mucho usted?"
A lo que el anciano respondió:
- "Sí"-
- "¿Y ha estado usted en Damasco?"
Y al instante el anciano le habló de las estrellas que se ven desde la ciudad, de los atardeceres, de las gentes y sus costumbres. Le describió los olores y ruidos del zoco y le habló de las hermosas mezquitas de la ciudad.
- "Todo eso está muy bien, dijo el estudiante; Pero... habrá estado usted estudiando en la escuela de astronomía".
El anciano se quedó pensativo y como si aquello no tuviese importancia le dijo:
- "No".
El estudiante se llevó las manos a la cabeza sin poder creer lo que estaba oyendo:
- "¡Pero entonces ha perdido media vida!"
Al poco rato el estudiante le volvió a preguntar:
- "¿Ha estado usted en Alejandría?"
Y acto seguido el anciano le empezó a hablar de la belleza de la ciudad, de su puerto y su faro. Del ambiente abarrotado de sus calles. De su tradición, y de otras tantas cosas.
- "Sí, veo que ha estado usted en Alejandría, repuso el estudiante; Pero, ¿estudió usted en la Biblioteca de Alejandría?"
Una vez más el anciano se encogió de hombros y dijo:
- "No".
De nuevo el estudiante se llevó las manos a la cabeza y dijo:
- "Pero cómo es posible, ¡Ha perdido usted media vida!".
Al rato el anciano vio en la otra punta del barco que entraba agua entre las tablas el barco. Entonces el anciano preguntó:
- "Tú has estudiado e muchos sitios, ¿verdad?"
Y el estudiante enhebró una retahíla de escuelas, bibliotecas y lugares de sabiduría que parecía no tener fin. Cuando por fin terminó el viejo le preguntó:
- "¿Y en alguno de esos lugares has aprendido natación?".
El estudiante repasó las decenas de asignaturas que había cursado en los diferentes lugares, pero en ninguna de ellas estaba incluida la natación.
- "No", respondió.
El anciano, arremangándose y saltando encima de la borda dijo antes de tirarse al agua:
- "Pues has perdido la vida entera".

Frase del Día (14-05-2016)

Las mentiras caen tarde o temprano, tienen las piernas cortas. Seguramente que a lo largo de nuestra vida las hemos dicho de una u otra manera. No me gustan las mentiras que consuelan, ni las medias verdades ni aún menos las falsedades enteras. Prefiero la verdad, aunque duela. Aunque me parta el alma, porque al menos seré libre de tomar el camino que desee y sanar mis heridas con el tiempo. Mientras que se mantenga una mentira esa herida supurara, convertiendose con el tiempo en ulcera dolorasa de la que no podras desprenderte. Pero cunado la verdad, la mentira, se conjuran serge la duda, el tercer componente que afectan en demasía a cualquiera que pase por una esas situaciones. Cuando hablamos de Verdad y Mentira, estamos hablando de dos cosas completamente distintas de la una a la otra. Son dos polos opuestos y es como si estuviéramos hablando de la noche y el día. La  primera duele pero es preferible, la segunda mata por que es traición. Y la  duda tortura por que es el debate entre la verdad y la mentira.