martes, septiembre 13, 2016

Frase del Día (13-09-2016)

No hay  victoria sin lucha, cuando nos detenemos a pensar en estas palabras, nos damos cuenta de que verdaderamente para alcanzar nuestras metas, propósitos y las victorias a lo largo de nuestra vida... tendremos que luchar por lo que queremos hasta la extenuación. Teniendo la mente fija a donde vamos y sin permitir que nada ni nadie nos separe de esa meta y mucho menos que intenten apartarnos de nuestro camino. Nuestra mente es el campo de batalla donde, los más envidiosos, intentaran inculcarnos pensamientos de derrota, de desánimos, de dudas. Donde constantemente te enviaran "dardos" para que salgas del camino y te rindas. Te harán pensar que has luchado en vano y que finalmente no ha valido la pena, ¡¡¡no te rindas!!!. Así que mira hacia adelante luchando por esas metas con fe y entusiasmo, sabiendo que de esta manera siempre tendremos más oportunidades para conseguir esa victoria tan deseada. Muchas veces tendremos miedo, miedo de lo que podríamos ser hacer, miedo de lo pensaran los demás, sino lo intentamos. Dejemos que nuestros temores de apoderen de nuestras esperanzas. Decimos que no, cuando queremos decir que si. Nos callamos cuando queremos gritar y gritamos cuando deberíamos tener la boca cerrada- ¿Porqué? Después de todo solo se vive una vez, No hay tiempo de tener miedo. Entonces dí basta y atrévete a luchar por lo que crees


La Compasión...

La compasión proviene de la palabra griega (sympatheia), es una palabra compuesta y significa literalmente "sufrir juntos" y conmoverse hasta las entrañas. Es una emoción humana que se manifiesta a partir del sufrimiento de otro ser. Más intensa que la empatía, la compasión describe el entendimiento del estado emocional de otro, y es con frecuencia combinada con un deseo de aliviar o reducir su sufrimiento. La compasión hacia uno mismo proporciona un remanso de paz, un refugio contra los mares tempestuosos de la autocrítica positiva y negativa, hasta que finalmente dejamos de preguntarnos: "¿Soy tan bueno como ellos? ¿Soy lo suficientemente bueno?". Tenemos en nuestras manos los medios para proporcionarnos el afecto que anhelamos. Si conectamos con nuestra fuente interior de dulzura y reconocemos que la imperfección es una característica compartida de la naturaleza humana, podremos empezar a sentirnos más seguros, aceptados y vivos. La verdadera compasión nos lleva a identificarnos con el dolor del prójimo,  nos colocamos en su lugar. Eso nos motiva a actuar y a hacer lo que podamos para ayudar. La compasión y el amor corrientes generan un sentimiento muy íntimo, pero es básicamente apego. Con esta clase de amor, mientras la otra persona nos parezca bella o buena, la seguiremos amando, pero tan pronto la veamos menos bella o buena, nuestro amor cambiará totalmente. Aunque creamos que alguien es nuestro entrañable amigo y le amemos mucho, a la mañana siguiente la situación puede cambiar totalmente. Aunque siga siendo la misma persona, la vemos como a un enemigo. En lugar de sentir compasión y amor hacia ella, sentimos ahora hostilidad. En cambio, con un amor y compasión genuinos, la apariencia o la conducta de otra persona no afectará nuestra actitud.