Rápidamente el boyero entro en preocupación a buscarlo sin descanso, recorrió todos los alrededores en los que habían apacentado su hato de bueyes, pero lastimosamente su búsqueda no dio resultados positivos. Entrando ya en desesperación tomo una medida drástica, la cual pensó que sería una manera fácil y segura de encontrar su ternero perdido.
La medida que el boyero tomo fue la de ofrecer un sacrificio al dios Zeus con tal de obtener su ayuda en dicha situación. La ofrenda consistía en un cabrito, este sería sacrificado como un trato con Zeus que a cambio de que este le mostrara cual había sido el paradero de su ternero y quien había sido el responsable o ladrón que lo había robado y sin pensarlo más se apresuró e hizo realidad el sacrificio el cual prometió para que el trato se cumpliese.
Seguidamente el boyero retorno a su búsqueda creyendo que los resultados iban a ser instantáneos, y a la verdad que no había pasado mucho tiempo cuando encontró al ternero, pero no fue en las condiciones que él había pensado que seria; al contrario ahora tendría que pensar una nueva solución para lo que estaba frente a sus ojos.
Una vez que se adentró al bosque y encontró al ternero descubrió que el ladrón que había hecho desaparecer el ternero de su hato de bueyes había sido nada menos que un poderoso león, su asombro fue muy grande cuando vio ante él esta esplendorosa criatura, pero su temor fue más cuando vio que entre sus dientes afilados estaban los restos del ternero que tanto había buscado.
Su reacción fue la siguiente:
- "¡Oh poderoso Zeus, ofrecí por sacrificio un cabrito para que me permitieras encontrar el ladrón, mas ahora te ofrezco un toro si me libras de las garras del mismo ladrón!"
