sábado, marzo 28, 2015

Avivar la llama interior (https://sabiasmoralejas.wordpress.com)

Cuentan que un rey muy rico de la India, tenía fama de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad, cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría.
Ante esta situación y movido por la curiosidad, un súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su tiempo.
Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó:
- "Majestad, ¿cuál es su secreto para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?
El rey le dijo:
- "Te lo revelaré, si recorres mi palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero lleva una vela encendida. Si se apaga, te decapitaré".
Al término del paseo, el rey le preguntó:
- "¿Qué piensas de mis riquezas?"
La persona respondió:
- "No vi nada. Sólo me preocupé de que la llama no se apagara".
El rey le dijo:
- "Ese es mi secreto. Estoy tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas de fuera"

Frase del Día (28-03-2015)

Los que siempre "van con la verdad", se llaman a sí mismos, "personas sinceras". No se trata de que mientan, sino que su verdad es tan innecesaria como subjetiva. Lo notamos especialmente quienes vivimos con una carpeta a cuestas.
Se acerca una persona que hace años que no veía, ni falta que hace, y me suelta como si descubriera América: "¡Qué de canas tienes y a ver si tomas más el sol, que pareces un enfermo!". Y tú le miras y te dan ganas de decir que resulta patético que para disimular la calva se peine las cejas hacia atrás y que parece mayor que tu padre
Gente que argumenta que siempre hay que decir lo que uno piensa. No hablo del familiar o el amigo cercano que te da su opinión, pese a que te duela. Sino de quien te la suelta esas "alabanazas" aunque no te interese ni tenga derecho para hacerlo. Algunos piensan que la solución esesponder con sinceridad al cuadrado. Pero no. Porque nos han educado con eso que llamamos "mentira piadosa". Y no, es mejor no acudir siempre a la sinceridad, porque cuando no viene a cuento, es "dañina". Así que un aviso a los eternamente sinceros: ese exceso de sinceridad, a la hora de hablar del otro, suele esconder el temor a sincerarse con uno mismo