lunes, junio 22, 2015

La corneja y las aves (http://edyd.com/fabulas/esopo)

Cansado de los problemas del Olimpo, Zeus bajo a la tierra y les dijo a los pájaros que deseaba encontrar al más hermoso de todos ellos, para hacerle su rey. Marcada una fecha para tan gran día, todas las aves fueron al río para limpiar sus plumajes y adecentarlos para los ojos del gran Zeus. Todas lucían un color especial en su plumaje salvo la corneja, la cual se vio tan fea, que recogió todas las plumas perdidas por los demás pájaros y se las puso encima como si fueran suyas.

Cuando llegó el gran día, todos lucían tan esplendidos que Zeus no sabía a quién debía proclamar como rey de las aves. En estas cavilaciones estaba, cuando apareció la corneja con un atuendo tan espectacular, que las dudas del padre de los dioses se disiparon de inmediato.

Justo en el momento en el que Zeus iba a proclamar a la corneja como vencedora, todos los pájaros se abalanzaron sobre ella, arrebatándole todas las plumas que eran ajenas a su naturaleza. Despojada de todas ellas, volvió a ser una simple corneja.

Frase del Día (22-06-2015)

No me deja de sorprender que aquellos que deberían se los máximos representantes de los que presumen de "nuestra patria", en estos días hunden su reputación en la más hedionda corrupción se aprovechan de esa posición que el pueblo les ha concedido para enriquecerse a costa de los recursos que los ciudadanos han aportado a las arcas del Estado. Pero esa riqueza nunca sacia su voraz apetito para llevarse lo que no es suyo. La patria sólo es el trapo tras el que se esconden, ante un pueblo que no ve más allá del pan y circo del Imperio Romano. Vivimos en una época difícil en los que, para ellos, debiera ser muy fácil demostrar su amor a la patria y no doblegarse cobardemente a los dictados de otras naciones para acabar aniquilando todos los servicios básicos del Estado, que son los que cohesionan esa patria que si protegen a sus súbditos más débiles. Muchos de ellos confiaron en vosotros para que les defendierais. Porque somos nosotros los que llevamos esa patria a nuestras espaldas y se reflejan en nuestra cara sin invocarla y sin necesidad de amarla, sin creer que por ella se deba luchar porque, ni por cualquier dogma, ni por las las religiones... Y luchamos contra el enemigo por defenderla, mientras esos que la aman huyen con el rabo entre las piernas a lugares más pacíficos