Efectivamente existe esa belleza que deslumbra, que encanta, que brilla
aun en la mayor obscuridad. Más la dulzura de un alma, la sinceridad de
un corazón y de un ser. Podemos ver que la belleza va y viene, hasta que
se llega un momento que se va totalmente, pero la
dulzura permanece a no ser que ocurra un cataclismo, y esa si que es
poderosa, encadena el alma, el corazón y la mente. No soy de los que se
fijan más en físico, prefiero una mirada dulce, limpia que alguien que
solo tenga belleza y nada en el interior, ni dentro de su cabeza...
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