El
sol seguía siendo el mismo, la calle pequeña de tierra casi igual y en
la galería de cristales que encerraban cada una de las lápidas, que no
ha cambiado en los últimos años, solo los troncos secos de las antiguos
cipreses seguían aún aferrados a la tierra, intentando sobrevivir en un
mundo tan triste
Había pétalos y polvo por el piso y algunas de los desvencijados jarrones metalicos se golpeaban, como quejándose, contra los rotos apoyaderos de las "ventanas"; por alguno de los vidrios, sucios del tiempo, el polvo y la lluvia, apenas se podía divisar el nombre interior; algunas sombras más hacia el interior del cementerio, delataban que algunos familiares acudian al recuerdo de sus familiares fallecidos.... las telas de arañas todo lo tenían bajo su dominio, el dibujo de la escalera de hierro oxidada se mantenia apoyada contra el muro de las "lamentaciones"
Los fantasmas del recuerdo hacían tiempo que se habían marchado, ni para ellos quedaba lugar en aquel sitio. Era solo un cementerio viejo, triste, abandonado y que por la masificación, ya había sido abanadonado hacia tiempo. Sólo un rosal, parecía subsistir y en él, una rosa blanca, cerca de mi amada; lozano se erguía!
Era la resistencia mística de nuestro amor, resistia al paso de la muerte, el tiempo y el olvido junto a aquel beso de despedida, hace más de treinta años, en aquella noche fatídica de muerte y adios sin palabras
Sólo yo sigo vivo, ella se fue en un día triste y lluvioso. Y ahora frente al rosal, en él, los recuerdos de nuevo chocaron contra mi corazón de piedra y sin soltar una lágrima y aún menos una sonrisa melancólica
Esa noche, me dicen, cuando ella ya se había ido, de mi corazón brotó sangre y en polvo se convirtió, el mismo polvo que aquella carretera cubrió para tapar tus heridas y de aquel parabrisas de el auto que no te vio y te arranco de mi lado...
Pero ese rosal me recuerda que el amor no en vano ha resistido al tiempo y a la esperanza de la reunión
Había pétalos y polvo por el piso y algunas de los desvencijados jarrones metalicos se golpeaban, como quejándose, contra los rotos apoyaderos de las "ventanas"; por alguno de los vidrios, sucios del tiempo, el polvo y la lluvia, apenas se podía divisar el nombre interior; algunas sombras más hacia el interior del cementerio, delataban que algunos familiares acudian al recuerdo de sus familiares fallecidos.... las telas de arañas todo lo tenían bajo su dominio, el dibujo de la escalera de hierro oxidada se mantenia apoyada contra el muro de las "lamentaciones"
Los fantasmas del recuerdo hacían tiempo que se habían marchado, ni para ellos quedaba lugar en aquel sitio. Era solo un cementerio viejo, triste, abandonado y que por la masificación, ya había sido abanadonado hacia tiempo. Sólo un rosal, parecía subsistir y en él, una rosa blanca, cerca de mi amada; lozano se erguía!
Era la resistencia mística de nuestro amor, resistia al paso de la muerte, el tiempo y el olvido junto a aquel beso de despedida, hace más de treinta años, en aquella noche fatídica de muerte y adios sin palabras
Sólo yo sigo vivo, ella se fue en un día triste y lluvioso. Y ahora frente al rosal, en él, los recuerdos de nuevo chocaron contra mi corazón de piedra y sin soltar una lágrima y aún menos una sonrisa melancólica
Esa noche, me dicen, cuando ella ya se había ido, de mi corazón brotó sangre y en polvo se convirtió, el mismo polvo que aquella carretera cubrió para tapar tus heridas y de aquel parabrisas de el auto que no te vio y te arranco de mi lado...
Pero ese rosal me recuerda que el amor no en vano ha resistido al tiempo y a la esperanza de la reunión
No hay comentarios:
Publicar un comentario