Como se suele decir, nadie escarmienta en cabeza ajena y cada cual debe vivir sus propias
experiencias. Sobre todo cuando somos jóvenes pensamos eso te pasó a ti
por incosciente, eso no me pasaría a mi, y reclamamos con coraje el derecho a vivir la vida como deseemos, y
es hasta que la vida misma nos da palizas y humillaciones nos empezamos a
ser un poco razonables.
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