Cuesta creer que el odio nazca y viva en el corazón, el mismo lugar donde crece el amor y del que nace un nuevo brote de vida con cada contracción… Se encoge el corazón y se alarga la vida hasta el próximo latido, una y otra vez...
Nos hemos acostumbrado a justificar nuestro odio en nombre de las emociones porque sabemos que son ellas las que nos hacen humanos. Creemos que matar por amor a la patria, a las ideas, a nuestros dioses… es mejor que matar por dinero, por la tierra, por la propiedad… Que la violencia siempre es legítima en defensa de nuestras propias convicciones, y no es así. Matar siempre sera acabar con la vida de otro, y eso merece la pena?
Nos hemos acostumbrado a justificar nuestro odio en nombre de las emociones porque sabemos que son ellas las que nos hacen humanos. Creemos que matar por amor a la patria, a las ideas, a nuestros dioses… es mejor que matar por dinero, por la tierra, por la propiedad… Que la violencia siempre es legítima en defensa de nuestras propias convicciones, y no es así. Matar siempre sera acabar con la vida de otro, y eso merece la pena?
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