Al morir la sociedad redimide los pecados cometidos por el fallecido, como si fueramos unos "dioses"...
En España somos mucho de hablar bien del muerto cuando ya no compite
Del calvo, que tenía una hermosa melena. Del hombre de pasado oscuro, que albergaba un brillante porvenir. Del ludópata, que no tenía nada suyo. Del tipo que nadie quiso, que se le echa mucho de menos. De los que tenemos la cabeza gorda, que la tenemos pequeña. Así que luego no digan que no están advertidos: "sólo hay una cosa peor que oír hablar mal de uno, y es escuchar que estás siendo elogiado en público".
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