Todo el que admite estar equivocado en la vida es digno de respetarlo
porque reconoce sus errores y busca el enmendarlos de la manera que todo
se resuelva de forma que le permita crecer como ser humano en el camino
de la vida. Existen otras personas que no lo reconocen así, pues son
personas amargadas con la vida misma y entre ellos y no ven esa verdad,
la amargura es la madre de las penas y no reconoce razones algunas y
nubla la mente al ser humano, les cierra total y permanentemente el
corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario