Existe una vieja y breve historia de origen chino que me dejó una huella de fugacidad que es la amistad yme pareció extraña en su momento:
Alguien llamado, pongámosle de nombre
Wang, al despertar una noche, vio todo el campo cubierto de nieve. Bebió
un vaso de vino para festejar aquella belleza, recitó un poema y de
repente se acordó mucho de un amigo que vivía bastante lejos de allí. Se
embarcó antes del final de la noche. Cuando llegó a la puerta de la
casa de su amigo, se detuvo, dio media vuelta y regresó a su casa.
Alguien le preguntó la razón de aquel repentino regreso:
- "Me fui para ver a un amigo, contestó Wang, porque un deseo muy fuerte me empujaba a hacerlo. Al llegar a su puerta, aquel deseo había desaparecido. ¿Por qué, entonces, tendría que haber visto a mi amigo?"
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