Hallábase el ciervo pastando tranquilamente en las cercanías de un lago cuando por los alrededores apareció el león, que, sediento, se había acercado por allí para saciarse.
Manteniéndose a una distancia prudencial para no ser visto por el león, observó al rey de la selva desde la lejanía, pues no era conveniente que supiese de su presencia.
Este, tras beber en el lago, y sin razón aparente que justificase su actitud, comenzó de repente a rugir con furia, causando un gran temor a todos los animales que se hallaban en las cercanías del lugar.
Cuando el ciervo vio ese proceder, no pudo más que lamentarse de su suerte futura y de la que correrían el resto de habitantes de la selva.
- "Desdichados nosotros los animales de la selva. Ya cuando estaba tranquilo el león nos causaba temor y su presencia se nos hacía insoportable. No quiero ni imaginar qué tipo de desgracias nos pueden suceder ahora que ruge y se muestra tan enfadado sin razón alguna, porque de seguro que nosotros pagaremos su enojo".
Manteniéndose a una distancia prudencial para no ser visto por el león, observó al rey de la selva desde la lejanía, pues no era conveniente que supiese de su presencia.
Este, tras beber en el lago, y sin razón aparente que justificase su actitud, comenzó de repente a rugir con furia, causando un gran temor a todos los animales que se hallaban en las cercanías del lugar.
Cuando el ciervo vio ese proceder, no pudo más que lamentarse de su suerte futura y de la que correrían el resto de habitantes de la selva.
- "Desdichados nosotros los animales de la selva. Ya cuando estaba tranquilo el león nos causaba temor y su presencia se nos hacía insoportable. No quiero ni imaginar qué tipo de desgracias nos pueden suceder ahora que ruge y se muestra tan enfadado sin razón alguna, porque de seguro que nosotros pagaremos su enojo".
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