Completamente lleno y sin ningún tipo de apetito, un lobo se
encontró en su camino con una oveja tumbada en el suelo. Al ver que esta
evitaba respirar cuando estaba cerca, se dio cuenta de esta estaba
fingiendo su desmayo para evitar ser atacada por él. Levantándola del
suelo, le dijo que no estaba allí para comérsela en ese momento, no
obstante, si quería irse de allí sana y salva debería decirle tres cosas
que fueran verdad.
Empezó la oveja diciendo que hubiera deseado no haberse topado con él en su camino; después que ya que se habían cruzado sus caminos le encantaría que sus ojos no pudieran ver nada en absoluto; y para finalizar dijo:
- "¡Espero que algún día todos los lobos perversos tengan un final tan malo como el que le dan a la mayoría de las de mi especie!"
Admitió el lobo que todo lo que había dicho la oveja era verdad, dejándola que se marchase sin causarle ningún tipo de daño, tal y como habían acordado previamente.
Empezó la oveja diciendo que hubiera deseado no haberse topado con él en su camino; después que ya que se habían cruzado sus caminos le encantaría que sus ojos no pudieran ver nada en absoluto; y para finalizar dijo:
- "¡Espero que algún día todos los lobos perversos tengan un final tan malo como el que le dan a la mayoría de las de mi especie!"
Admitió el lobo que todo lo que había dicho la oveja era verdad, dejándola que se marchase sin causarle ningún tipo de daño, tal y como habían acordado previamente.
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