Al ver llegar a un pequeño grupo de comerciantes se puso tan contenta, que comenzó a imitar los aterradores chillidos que daban los cuervos. Nada más escuchar aquel espantoso sonido, dos de los tres comerciantes comenzaron a volver sobre sus pasos. El tercero, mucho más inteligente que los demás, se dio cuenta del engaño, diciéndole a sus compañeros de viaje:
- "Volved inmediatamente cobardicas. Ese pájaro que tanto os ha asustado es una simple corneja intentando aparentar lo que no es. Podéis estar tranquilos, ya que al contrario que pasa con los cuervos, los gritos de las cornejas no anuncian ningún tipo de presagio".
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