
Justo cuando se encontraban llegando al que iba ser el lugar en el que iban a realizar su primera gran venta, una tempestad marina hizo que su barco se hundiera con toda su carga, salvando estos de milagro sus vidas.
Es por eso que la gaviota dedica gran parte de su día revoloteando por la playa para intentar encontrar el cobre perdido; el murciélago, para no encontrarse con aquellos que le prestaron el dinero, suele salir por la noche para buscar su comida; y el espino, intenta que todo aquel que pase por su lado se enganche la ropa para ver si está hecha con sus telas perdidas.
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