Los delfines y las ballenas llevaban ya un tiempo discutiendo sin
lograr arreglar sus diferencias, hasta que llegaron a la conclusión de
que la única forma de demostrar cuál de las dos especies tenía la razón
en su disputa sería librar entre sí una batalla.
Los delfines por un lado y las ballenas por otro reunieron sus ejércitos y se dispusieron a luchar con todas sus fuerzas contra su rival.
Pero comenzada la batalla, ésta se prolongó de forma encarnizada, ocasionando muchas bajas en ambos bandos y dejando diezmadas la población de ambas especies.
Viendo que tanto unos como otros corrían el peligro de extinguirse si continuaban con aquella guerra sin cuartel, una humilde caballa salió a la superficie, y dirigiéndose a los líderes de los delfines y las ballenas les propuso mediar para su reconciliación.
Pero un delfín tomó la palabra y le respondió:
- "No sé quién te has creído que eres, pero sin duda que preferimos combatir hasta la muerte, aunque suponga nuestro exterminio, que pasar por la humillación de tenerte a ti por mediador"
Los delfines por un lado y las ballenas por otro reunieron sus ejércitos y se dispusieron a luchar con todas sus fuerzas contra su rival.
Pero comenzada la batalla, ésta se prolongó de forma encarnizada, ocasionando muchas bajas en ambos bandos y dejando diezmadas la población de ambas especies.
Viendo que tanto unos como otros corrían el peligro de extinguirse si continuaban con aquella guerra sin cuartel, una humilde caballa salió a la superficie, y dirigiéndose a los líderes de los delfines y las ballenas les propuso mediar para su reconciliación.
Pero un delfín tomó la palabra y le respondió:
- "No sé quién te has creído que eres, pero sin duda que preferimos combatir hasta la muerte, aunque suponga nuestro exterminio, que pasar por la humillación de tenerte a ti por mediador"
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