Un hombre se hizo amigo de un sátiro. Llegó el
invierno y con él el frío; el hombre arrimaba las manos a la boca y
soplaba en ellas. El sátiro pregunto que por qué lo hacía. Respondió que
se calentaba la mano a causa del frío. Luego les sirvieron los
alimentos cogiéndolos a trocitos, los acercaba a la boca y soplaba en
ellos. Le preguntó otra vez el sátiro el por qué lo hacía. Contestó que
enfriaba la comida porque estaba muy caliente.
- "¡Pues escucha, dijo el sátiro, renuncio a tu amistad porque lo mismo soplas con la boca lo frío que lo caliente!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario