Un pobre tenía una estatuita de un dios, al que
suplicaba que le diera la fortuna; pero como su miseria no hacía más
que aumentar, le golpeó contra la pared. Rompiendo la cabeza del dios,
encontrando monedas de oro. El hombre las recogió y exclamó:
- "Por lo que veo, cuando te adoraba, no me has ayudado, y ahora que acabo de tirarte, me contestas con riqueza"
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