Una mujer tenia un esposo ebrio. Para liberarlo de aquella mala costumbre ideo la siguiente artimaña.
Aguardando la ocasión en que su esposo quedaba inconsciente como un difunto por motivos de la borrachera, arrastro con él sobre su dorso, lo traslado al cementerio y en aquel lugar lo dejó. En el tiempo que considero que ya se le había terminado la borrachera, regreso y llamó al portón del cementerio.
- "¿Quién esta ahí?", dijo el borracho.
- "Soy yo, quien les lleva comida a los difuntos", respondió la mujer.
- "No quiero comida; prefiero que me envíes algo de beber", contesto el borracho.
Y la mujer, dándose en el pecho, se lamento:
-"¡Qué infortunada soy! Ni tan solo mi engaño ha producido en ti el mínimo efecto, esposo mío, pues no sólo no te has enmendado, sino que te has empeorado, transformándose tus malas costumbres en una segunda vocación".
Aguardando la ocasión en que su esposo quedaba inconsciente como un difunto por motivos de la borrachera, arrastro con él sobre su dorso, lo traslado al cementerio y en aquel lugar lo dejó. En el tiempo que considero que ya se le había terminado la borrachera, regreso y llamó al portón del cementerio.
- "¿Quién esta ahí?", dijo el borracho.
- "Soy yo, quien les lleva comida a los difuntos", respondió la mujer.
- "No quiero comida; prefiero que me envíes algo de beber", contesto el borracho.
Y la mujer, dándose en el pecho, se lamento:
-"¡Qué infortunada soy! Ni tan solo mi engaño ha producido en ti el mínimo efecto, esposo mío, pues no sólo no te has enmendado, sino que te has empeorado, transformándose tus malas costumbres en una segunda vocación".
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