Un niño fue herido por un gusano de ortiga.
Corrió a su casa y dijo a su madre:
- "Me pico fuertemente, pero yo solamente
lo toqué con suavidad".
- "Por eso te pico, dijo la madre; la
próxima vez que te acerques a un gusano de esos, agárralo con decisión,
sin caricias, y entonces será tan suave como seda, y no te maltratará
de nuevo".
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