Amarse a uno mismo, constituye ante todo una aceptación completa e incondicional de todos y cada uno de nuestros aspectos, tanto positivos como negativos. Amarse a uno mismo, no significa ser egoista,
porque la persona egoísta en realidad no se ama ni se acepta sino que
se odia y castiga, por eso se compara y aprovecha de los demás, porque
no tiene amor para dar, ni para él mimo. Las personas que no se aman a sí mismo, no aman a los demás.
Mientras que la persona que se ama a sí misma, es capaz de dar, ayudar y compartir con los demás sin ningún esfuerzo o trabajo, ya que el amor fluye dentro de él, sin ataduras, ni límites, sino con total libertad. Porque
el amor propio es algo profundo y solo experimentandolo ese amor, estaremos en
mejor posicion de poder amar a otros. No se basa en egocentrismo, sino que
aprendemos a depender de nosotros mismos para poder aceptar el amor de las personas que nos rodean.
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