Cierta vez, un Padre tenía dos hijas, e hizo planes para visitarlas. Una de ellas, se casó con un hortelano, y la otra con un fabricante de ladrillos. Cuando llegó a la casa de su Hija casada con el Hortelano, le preguntó sobre su situación. Ella le dijo:
- "Todo me va bien Padre, pero tengo un deseo muy especial, que llueva todos los días con abundancia para que así, las plantas tengan siempre suficiente agua y crezcan saludables".
A los pocos días, visitó a su otra hija, y también le preguntó sobre cómo le estaba yendo. Ella le dijo:
- "No tengo problemas Padre, aunque tengo un deseo muy especial: Que los días se mantengan secos, sin lluvia, con sol brillante, para que así los ladrillos sequen y endurezcan muy bien".
El Padre se retiro, y se dijo a si mismo:
- "Una de mis hijas desea lluvia, y la otra, tiempo seco, ¿a quien de las dos le doy mis deseos?"
- "Todo me va bien Padre, pero tengo un deseo muy especial, que llueva todos los días con abundancia para que así, las plantas tengan siempre suficiente agua y crezcan saludables".
A los pocos días, visitó a su otra hija, y también le preguntó sobre cómo le estaba yendo. Ella le dijo:
- "No tengo problemas Padre, aunque tengo un deseo muy especial: Que los días se mantengan secos, sin lluvia, con sol brillante, para que así los ladrillos sequen y endurezcan muy bien".
El Padre se retiro, y se dijo a si mismo:
- "Una de mis hijas desea lluvia, y la otra, tiempo seco, ¿a quien de las dos le doy mis deseos?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario