Un pajarero estaba a punto de sentarse para una comida de hierbas.
La trampa para aves estaba completamente vacía, pues no había agarrado nada, y
pensó en matar una perdiz de varios colores, que él había domado para
usarla de señuelo.
El ave suplicaba seriamente por su vida:
- "¿Qué haría usted sin mí cuándo extiende sus redes? ¿Quién le piaría para dormirlo, o quién llamaría al grupo de aves para que lleguen?"
El pajarero le salvó su vida, y determinó elegir a un joven gallo fino que de improviso llegó.
Pero el gallo protestó en tonos lastimosos:
- "¿Si usted me mata, quién le anunciará la llegada del alba? ¿Quién le despertará para ir a sus tareas diarias o quién le dirá cuándo es el momento para visitar la trampa de aves por la mañana?"
Él contestó,
- "Lo que usted dice es verdadero. Usted es una ave de capital importancia en la narración del transcurso del tiempo de cada día. Pero mi amigo y yo debemos tener nuestras comidas."
El ave suplicaba seriamente por su vida:
- "¿Qué haría usted sin mí cuándo extiende sus redes? ¿Quién le piaría para dormirlo, o quién llamaría al grupo de aves para que lleguen?"
El pajarero le salvó su vida, y determinó elegir a un joven gallo fino que de improviso llegó.
Pero el gallo protestó en tonos lastimosos:
- "¿Si usted me mata, quién le anunciará la llegada del alba? ¿Quién le despertará para ir a sus tareas diarias o quién le dirá cuándo es el momento para visitar la trampa de aves por la mañana?"
Él contestó,
- "Lo que usted dice es verdadero. Usted es una ave de capital importancia en la narración del transcurso del tiempo de cada día. Pero mi amigo y yo debemos tener nuestras comidas."
No hay comentarios:
Publicar un comentario