Después de muchos años dedicándose a cultivar con esfuerzo sus tierras,
Ramón había decidido cambiar de vida y el primer paso sería vender su
finca al mejor postor. Como su vecino era un reconocido poeta y tenía
buena relación con él, se atrevió a pedirle un favor: que escribiera en
un cartel un anuncio de venta que atrajera a quienes pasaran por allí.
El poeta le respondió que sería un placer ayudarle y redactó el
siguiente texto:
"Vendo este pedacito de cielo en la tierra. Con mi esfuerzo, he creado una huerta con todo tipo de verduras que son un regalo para el paladar. Además, podrás descansar bajo la sombra acogedora de árboles frutales y relajarte con el arrullo de un río que tiene el agua más pura y cristalina que jamás conociste".
El poeta marchó de viaje varios meses y, al regresar, pasó por la finca para conocer a los nuevos propietarios, pues estaba seguro de que la venta se había realizado. Pero, para su sorpresa, allí seguía su vecino, Ramon, a quien saludo. Después de preguntarle como es que seguía allí, Ramon le respondía con estas palabras:
- "Después de leer el anuncio tan bello que escribiste, pensé que vivía en el lugar más maravilloso de la tierra y que aquí me quedaría".
Y es que no hemos de esperar a que los demás nos digan lo plena que es nuestra vida para empezar a disfrutarla.
"Vendo este pedacito de cielo en la tierra. Con mi esfuerzo, he creado una huerta con todo tipo de verduras que son un regalo para el paladar. Además, podrás descansar bajo la sombra acogedora de árboles frutales y relajarte con el arrullo de un río que tiene el agua más pura y cristalina que jamás conociste".
El poeta marchó de viaje varios meses y, al regresar, pasó por la finca para conocer a los nuevos propietarios, pues estaba seguro de que la venta se había realizado. Pero, para su sorpresa, allí seguía su vecino, Ramon, a quien saludo. Después de preguntarle como es que seguía allí, Ramon le respondía con estas palabras:
- "Después de leer el anuncio tan bello que escribiste, pensé que vivía en el lugar más maravilloso de la tierra y que aquí me quedaría".
Y es que no hemos de esperar a que los demás nos digan lo plena que es nuestra vida para empezar a disfrutarla.
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