Las mentiras caen tarde o temprano, tienen las piernas cortas. Seguramente que a lo largo de nuestra vida las hemos dicho
de una u otra manera. No me gustan las mentiras que consuelan, ni las medias verdades ni aún menos las falsedades enteras. Prefiero la verdad, aunque duela. Aunque me parta el alma, porque al menos seré libre de tomar el camino que desee y sanar mis heridas con el tiempo. Mientras que se mantenga una mentira esa herida supurara, convertiendose con el tiempo en ulcera dolorasa de la que no podras desprenderte. Pero cunado la verdad, la mentira, se conjuran serge la duda, el tercer componente que afectan en demasía a cualquiera que pase por una esas situaciones. Cuando hablamos de Verdad y Mentira, estamos hablando de dos cosas completamente distintas de la una a la otra. Son dos polos opuestos y es como si estuviéramos hablando de la noche y el día. La primera duele pero es preferible, la segunda mata por que es traición. Y la duda tortura por que es el debate entre la verdad y la mentira.
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