A lo largo de nuestra vida, todos tratamos de salir a "flote", aunque sea pisoteando a nuestros semejantes. Nos obsesionamos por ser el mejor, por pasar por delante del otro, por tener más, pensando sólo en uno mismo. Somos capaces de destruir lo que sea, con tal de conseguir esa superación deseada. Esto lo podemos comprobara, sólo con mirar hacia temas como: religiones, políticas, sexo, guerras incomprendidas, abusos sin reparar en quienes, drogas, poder sin límite, dinero, juegos, etc. etc. Y si hablamos de familias y amistades, prefiero no hablar, todo son rencores, mal entendidos, intereses, etc. El ser humano por regla general es un ser inteligente, pero si no es educado y consciente de sus propios actos, pierde el control de sus ideas y acciones, haciéndonos cometer verdaderas atrocidades, que jamás podríamos imaginar. Imaginad que alguien le dice con insistencia a un niño, que no valen para nada. Con el paso del tiempo, el niño llegara a creer que en realidad, no vale para nada y que es incapaz de realizar algo bien. Esto ocurra porque nuestra mente inconsciente activará el mensaje automático que teníamos guardado, en aquellas situaciones en las que tenemos que probarnos a nosotros mismos y recordaremos la dichosa frase, lastrando un peso que no podemos soportar. Los seres humanos somos generalmente egoístas y nos centramos en nuestros propios problemas, pero cuando se trata de encontrar defectos y hacérselos saber a todo el mundo, ahí sí sabemos centrar la atención en los demás y dejar nuestro yo de lado. Todos somos expertos en las vidas ajenas; si hasta hay programas de televisión y personas que viven de eso. Pero cuando son ellas las que sufren las consecuencias, estallan e intentar defenderse matando al "cartero", cuando esa guera la comenzaron ellas, haciendo daño a los demás
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