Desobediencia o desobediencia civil se define como el acto de desacatar una norma de la que se tiene obligación de cumplimiento. La norma que debería obedecerse es, por lo general, una norma jurídica, o en todo caso cualquier norma que el grupo en el poder considera investida de autoridad en el sentido de que su transgresión acarreara inevitablemente un castigo. La desobediencia puede ser activa o pasiva. La desobediencia civil no tiene nada que ver con la delincuencia, pero para los que nos gobiernan si lo consideran porque vas contra el sistema establecido por ellos. Los desobedientes invocamos principios morales que sirven de marco normativo a la democracia. En la justificación por parte de quienes desobedecen se entrecruzan razones jurídicas y político-morales. El desobediente busca otras vías de participación no convencionales y ello no significa que sea antidemócrata, sino más bien un demócrata radical. De modo que una interpretación adecuada de la desobediencia civil sería considerarla como un complemento de la democracia, indispensable para la creación y sostenimiento de una cultura política participativa. Como podemos ser participes de esta politica corrupta, de los recortes en sanidad, educación, como podemos permitir que familias con menores sean desahuciados por los que han sido rescatados con nuestro dinero. Claro que los politicos llaman antisistema, a los que buscan una sociedad mejor, más igualitaria. Donde los que roban con cargos politicos sean juzgados, donde los que más tienen paguen en consecuencia a lo que tienen. Puede gustar más o menos, pero los ciudadanos no podemos ni debemos pagar por los errores de los que estan en el poder
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