A veces tienes que perder algo, para darte cuenta de que de verdad lo necesitabas en tu vida. Eso no significa que no lo quiera lo suficiente, significa que muchas veces no sabemos valorar lo que tenemos, no sabemos darle el lugar ni el tiempo que se merece a las cosas, a las relaciones hasta que nos falta, ya que hay muchas ocasiones en las que no somos conscientes de todo lo que nos importa algo y necesitamos ver como estaríamos sin ello para realmente darnos cuenta de la falta que nos hace. La vida es muy irónica: ya que se necesita tristeza para conocer la felicidad, ruido para apreciar el silencio y a veces se necesita ausencia para valorar la presencia. Aunque siempre hay que tener en cuenta, que quien mucho se ausenta, pronto deja de hacer falta. Cuando sufrimos porque alguien nos ignora no nos percatamos de que eso no es reflejo de nuestra valía personal y que lo más probable es que esta persona no lo haga porque está acostumbrada a tenernos a su lado. De todas formas, no vale la pema luchar contra los "molinos" por una persona que no mueve ni un dedo por ti. No sirve ayudar constantemente a alguien que no está interesado en ayudarnos en momentos críticos, ni en aquellos que cada dos por tres nos hieren los sentimientos. No nos hace ningún bien dar sin recibir, porque al final la "cuerda" se rompe por el punto más débil
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