La realidad es que nada nos pertenece en esta vida, si es un ser vivo. Podemos poseer un coche, una casa... No siempre se puede disfrutar de las personas, de las mascotas... Aunque es posible que cuando era más joven pensabas que todo iba a durar para siempre y dejaba a un lado cosas o personas a las que ya haría caso más adelante, descubrí lo corta que es la vida cuando mi abuelo materno falleció cuando apenas tenía 8 años. No entendía porque sucedían esas cosas. Eso me llevo a ser agnóstico y decidí que no haría la catequesis y menos la comunión. La vida me ha enseñado que hay que disfrutar de ella cada día, estar con los que quiero porque es un regalo que puede desaparecer en un instante. Cada segunto que pasa es una resta al tiempo que me queda, o le queda a alguien que amo. Disfruto de sus miradas, de sus palabras gestos y sonrisas que pueden darme. Se disfruta levantar la vista y ver un cielo lleno de luz de la mañana o verlo lleno de estrellas con el reflejo de luz de luna, ver un crecer a mis sobrinos, las vitorias de mi equipo, escuchar cualquier sonido que llene el alma. Y hasta de un mal momento se disfruta, luego que este ha pasado... eso te deja una lección que te hará más fuerte.
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