La realidad es que a las farmacéuticas mo les interesa acabar con las enfermedades crónicas de los ciudadanos. Un ciudadano sano es un mal cliente para esas empresas, por eso siempre intentan apoderarse de las patentes de los cientificos, los investigadores que luchan para encontrar soluciones a nuestras enfermedades. Por eso Elkin Patarroyo, que, tras descubrir en 1992, la vacuna contra la malaria, donó los derechos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), con la única condición de que se pusiese a disposición de los países en desarrollo a su costo y no se comercializase, lo que motivó su enfrentamiento con las firmas transnacionales farmacéuticas que ganaban miles de millones al año en la comercialización de medicamentos que no curaban la enfermedad. Los gobiernos recinen miles de millones cada año de estas empresas, por tanto sigue interesando recortar en investigación y en sanidad, las empresas deben seguir "aliemntandose" de las desgracias ajenas y no se avanzara hasta que haya una autentica sanidad gratuita
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