Aún recuerdo tus cabellos dorados, tus ojos azules, tu sonrisa, tu
piel morena.. aún te recuerdo rodeandome con tus brazos... Parece que
fue ayer y la verdad es que hoy, hace caurenta años, cuarenta años de
soledad, de ausencias, de dolor... Aún flota en mi mente recuerdos de tu
aroma, mis labios el sabor de tu boca, mis dedos el tacto suave de tu
piel... Hoy ha amanecido triste, como aquel día.
Aquel día aparcartes tu motocicleta en una cuneta, para irte con Caronte y cruzar con su barca a la otra orilla. No hubo despedidas, no hubo lamentos, no hubo nada. Dejastes en la otra orilla familia, amigos, sueños... me dejastes a mi. Todo fue demasiado rápido y la Dama de Negro asociada a Caronte te apartó de mi, y te alejastes como un susurro del viento sin decir adiós.
No pudimos compartir esos sueños, el hogar, la familia y me dejastes en la más profunda soledad...
Recuerdas... Fue en "Concorde". Yo estaba sentado en la barra. En la sala mis amigos bailaban con sus novias o incluso con algún ligue que habían conseguido. Yo estaba sentado, tú estabas allí con unas amigas. Me mirastes, sonreistes... y brindastes con una copa imaginaria... Pensé que suerte tiene este del a lado... Y seguí en la soledad. Te alejastes de las amigas y andastes paso firme hacia mi y te lanzastes a una piscina imaginaria... ¿Ballem...?. Yo te miré sorprendido, no daba a crédito a mis odios y sólo balbuceando te dije... ¿Conmigo?. Sonreistes con maldad y alargastes esos brazos, los mismos con los que hoy... aún sueño. Después de varios bailes, pareciamos unos viejos amigos... Nos contabamos nuestros sueños, hablabamos de nuestras familias, y de cosas que jamás contaré a nadie y que se fueron contigo...
Los días pasaron y cada vez te hacías más imprescindible para mi corazón. Día a día tu alegría llenaba mi vida, calmaba mi sed. Cada día hacíamos una pequeña visita a nuestro bosquecillo, si aquel de Castell Arnau y allí nos escondiamos de las miradas maliciosas de nuestros compañeros.
Nuestro amor crecía día a día, mes a mes, año a año... crecían a la vez que nuestros proyectos: las carreras, un trabajo, un hogar, la boda... ¡¡¡los hijos!!! Incluso nos reiamos pensando en esa vejez lejana paseando por el mismo bosque acompañados por nuestros nietos.
Todos nuestros sueños volaron, cuando Caronte te recogió. Todo acabó ahí en esa cuneta. Aquel día debí haber sido valiente y haber subido contigo en esa barca, pero sé que no me lo perdonarias. Tu amabas la vida por encima de todo. Mi corazón quedó herido de muerte, quedó frío , todo para mí acabó aquel día. Una vida sin ti es demasiado larga, un mal sueño. Mis sueños aún te buscan, pero mis ojos no te ven, mis dedos no pueden acariciarte, no puedo saborear tu aroma.
Hoy hace cuarenta años de soledad. de tristeza, de melancolía, todo esto acabo en aquella cuneta.
Aún resuena día a día en mis oídos tu frase, la que nos unió... ¿Ballas...? y cada noche entro en mis sueños, en el "Concorde" para bailar contigo, nuestra canción, al son de un tocadiscos imaginario, aquella primera canción, el primer baile
No puedo llorar no quedan más lágrimas, mi corazón sigue vacío sin haber vivido lo suficiente. Todavía llevo cosas tuyas cerca de mi corazón, para que donde estés lo puedas oír... por que eso a pesar de las distancias nos une...
Y día a día espero que la Dama de Negro y su amigo Caronte, venga con la barca y me den ese pase, ese pase para cruzar a la otra orilla, donde tu me esperaras con los brazos abiertos, para bailar eternamente, por siempre unidos. En ese día todos nuestros sueños acabaran, para empezar una vida eterna juntos... Hoy aún te espero y solo espero el día de nuestra reunión... Y tal vez ese día, seré yo el que te diga... ¿Vols ballar...?
Aquel día aparcartes tu motocicleta en una cuneta, para irte con Caronte y cruzar con su barca a la otra orilla. No hubo despedidas, no hubo lamentos, no hubo nada. Dejastes en la otra orilla familia, amigos, sueños... me dejastes a mi. Todo fue demasiado rápido y la Dama de Negro asociada a Caronte te apartó de mi, y te alejastes como un susurro del viento sin decir adiós.
No pudimos compartir esos sueños, el hogar, la familia y me dejastes en la más profunda soledad...
Recuerdas... Fue en "Concorde". Yo estaba sentado en la barra. En la sala mis amigos bailaban con sus novias o incluso con algún ligue que habían conseguido. Yo estaba sentado, tú estabas allí con unas amigas. Me mirastes, sonreistes... y brindastes con una copa imaginaria... Pensé que suerte tiene este del a lado... Y seguí en la soledad. Te alejastes de las amigas y andastes paso firme hacia mi y te lanzastes a una piscina imaginaria... ¿Ballem...?. Yo te miré sorprendido, no daba a crédito a mis odios y sólo balbuceando te dije... ¿Conmigo?. Sonreistes con maldad y alargastes esos brazos, los mismos con los que hoy... aún sueño. Después de varios bailes, pareciamos unos viejos amigos... Nos contabamos nuestros sueños, hablabamos de nuestras familias, y de cosas que jamás contaré a nadie y que se fueron contigo...
Los días pasaron y cada vez te hacías más imprescindible para mi corazón. Día a día tu alegría llenaba mi vida, calmaba mi sed. Cada día hacíamos una pequeña visita a nuestro bosquecillo, si aquel de Castell Arnau y allí nos escondiamos de las miradas maliciosas de nuestros compañeros.
Nuestro amor crecía día a día, mes a mes, año a año... crecían a la vez que nuestros proyectos: las carreras, un trabajo, un hogar, la boda... ¡¡¡los hijos!!! Incluso nos reiamos pensando en esa vejez lejana paseando por el mismo bosque acompañados por nuestros nietos.
Todos nuestros sueños volaron, cuando Caronte te recogió. Todo acabó ahí en esa cuneta. Aquel día debí haber sido valiente y haber subido contigo en esa barca, pero sé que no me lo perdonarias. Tu amabas la vida por encima de todo. Mi corazón quedó herido de muerte, quedó frío , todo para mí acabó aquel día. Una vida sin ti es demasiado larga, un mal sueño. Mis sueños aún te buscan, pero mis ojos no te ven, mis dedos no pueden acariciarte, no puedo saborear tu aroma.
Hoy hace cuarenta años de soledad. de tristeza, de melancolía, todo esto acabo en aquella cuneta.
Aún resuena día a día en mis oídos tu frase, la que nos unió... ¿Ballas...? y cada noche entro en mis sueños, en el "Concorde" para bailar contigo, nuestra canción, al son de un tocadiscos imaginario, aquella primera canción, el primer baile
No puedo llorar no quedan más lágrimas, mi corazón sigue vacío sin haber vivido lo suficiente. Todavía llevo cosas tuyas cerca de mi corazón, para que donde estés lo puedas oír... por que eso a pesar de las distancias nos une...
Y día a día espero que la Dama de Negro y su amigo Caronte, venga con la barca y me den ese pase, ese pase para cruzar a la otra orilla, donde tu me esperaras con los brazos abiertos, para bailar eternamente, por siempre unidos. En ese día todos nuestros sueños acabaran, para empezar una vida eterna juntos... Hoy aún te espero y solo espero el día de nuestra reunión... Y tal vez ese día, seré yo el que te diga... ¿Vols ballar...?
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