como el roce de una ala de mariposa
pero el aire prendió al instante
entre tu alma y la mía.
El mundo se ocultó ante nuestros ojos
y quedaron encerrados en un latido.
Nuestras miradas se convertieron en oceanos
y sus olas acunaron nuestro destino.
Para siempre, solo fue instante,
que ninguna muerte extinguirá,
Y aunque la muerte gane la partida,
todo es un campo alegre de batalla.
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