Dijo una ostra a la ostra vecina:
- "Siento un gran dolor dentro de mí. Es algo pesado y redondo, que me hace daño".
- "Alabados
sean los cielos y el mar, respondió la otra con altiva
condescendencia. Yo no siento dolor ninguno. Estoy buena y sana, por
fuera y por dentro".
En ese momento, un cangrejito que pasaba oyó a las dos ostras, y dijo a la que estaba buena y sana por dentro y por fuera:
– "Sí, estás buena y sana; pero el dolor que siente tu vecina es una perla de extraorinaria belleza".
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