Cansados de tener que enfrentarse todos los días a los perros que guardaban con gran celo a un gran rebaño de carneros, los lobos
mandaron una embajada con los integrantes de su grupo más ancianos y
con la mejor apariencia, a parlamentar tranquilamente con los carneros.
Con muy buenas palabras los lobos les propusieron a los carneros un acuerdo de paz duradero, el cual tenía como primera y única condición que estos últimos fueran capaces de librarse de los perros que trabajaban sin descanso en su protección. Aceptaron casi todos los carneros trato sin pensar en las consecuencias, excepto un anciano carnero padre, el cual les dijo muy enfadado a los lobos:
- "Puede que sea viejo, pero no soy ningún tonto. ¿Creéis que por venir hasta aquí con buenas palabras vais a ser capaces convencer a alguien que ha vivido tanto cómo yo? Si con los perros nos es imposible llevar una vida tranquila y apacible. ¿Cómo voy a vivir con unos lobos como vosotros tranquilo hasta el final de mis días?"
Con muy buenas palabras los lobos les propusieron a los carneros un acuerdo de paz duradero, el cual tenía como primera y única condición que estos últimos fueran capaces de librarse de los perros que trabajaban sin descanso en su protección. Aceptaron casi todos los carneros trato sin pensar en las consecuencias, excepto un anciano carnero padre, el cual les dijo muy enfadado a los lobos:
- "Puede que sea viejo, pero no soy ningún tonto. ¿Creéis que por venir hasta aquí con buenas palabras vais a ser capaces convencer a alguien que ha vivido tanto cómo yo? Si con los perros nos es imposible llevar una vida tranquila y apacible. ¿Cómo voy a vivir con unos lobos como vosotros tranquilo hasta el final de mis días?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario