Una jauría de lobos hambrientos llevaban una gran cantidad de
días intentando encontrar la manera de tomar por sorpresa a un nutrido
rebaño de carneros. A pesar de que siempre actuaban con el más absoluto
sigilo, los perros encargados de guardar el rebaño siempre conseguían
desbaratar sus planes en el último momento.
Hartos de no conseguir nunca su objetivo, decidieron sortear la presencia de los perros, mandando a una pequeña representación a hablar con los carneros, para que estos se libraran de los perros argumentando lo siguiente:
- "Vuestros perros son los culpables de que los carneros y los lobos seamos enemigos. Haced que ellos dejen de molestarnos y todas nuestras diferencias dejarán de existir tan rápido como crece la hierba bajo vuestros pies".
Creyendo en sus buenas intenciones, los carneros se reunieron con los perros para decirles que ya no iban a necesitar más de sus servicios. Al ver como los perros se alejaban del rebaño, los lobos salieron de sus escondites, atacando sin ningún tipo de problema ni impedimento a los inocentes carneros.
Hartos de no conseguir nunca su objetivo, decidieron sortear la presencia de los perros, mandando a una pequeña representación a hablar con los carneros, para que estos se libraran de los perros argumentando lo siguiente:
- "Vuestros perros son los culpables de que los carneros y los lobos seamos enemigos. Haced que ellos dejen de molestarnos y todas nuestras diferencias dejarán de existir tan rápido como crece la hierba bajo vuestros pies".
Creyendo en sus buenas intenciones, los carneros se reunieron con los perros para decirles que ya no iban a necesitar más de sus servicios. Al ver como los perros se alejaban del rebaño, los lobos salieron de sus escondites, atacando sin ningún tipo de problema ni impedimento a los inocentes carneros.
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