A veces para contestar a una ofensa es mejor que la mente no quiera actuar, con su misma velocidad. Se debe refelxionar y esperar a que el corazón dicte la sentencia. La mayoria de las veces las escervescencia de aquel acto, ha sido rebajado como esperas para abrir una bebida gaseosa despues de caerse al suelo. Si lo haces al instante el bicarbonta actua con una fuerza sorprendente, pero si eres capaz de esperar, toda la energía se desvanece con el tiempo, y ese problema es aún mucho menor de lo que un principio esperabamos
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