Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital,
conocí a una niña que sufría una extraña enfermedad. La única
oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre
de su hermano de 5 años, quién había sobrevivido milagrosamente a la
misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para
combatirla.
El medico explicó la situación al hermano de la pequeña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar sangre a su hermana. Lo vi dudar por un momento antes de hacer un gran suspiro y decir:
- "Sí, lo haré, si esto la salva"
Mientras la transfusión continuaba, él estaba estirado en una cama junto a la de su hermana, y sonreía mientras nosotros los asistíamos y veía devolver el color a las mejillas de la niña. En un determinado momento la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró el doctor y le preguntó con voz temblorosa:
- "¿A qué hora empezaré a morirme?"
Siendo sólo un niño, no había comprendido la explicación del doctor: Él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana, y entonces moriría.
fuente: http://hoyquierocontarte.blogspot.com.es/2008/04/dando-sangre.html
El medico explicó la situación al hermano de la pequeña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar sangre a su hermana. Lo vi dudar por un momento antes de hacer un gran suspiro y decir:
- "Sí, lo haré, si esto la salva"
Mientras la transfusión continuaba, él estaba estirado en una cama junto a la de su hermana, y sonreía mientras nosotros los asistíamos y veía devolver el color a las mejillas de la niña. En un determinado momento la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró el doctor y le preguntó con voz temblorosa:
- "¿A qué hora empezaré a morirme?"
Siendo sólo un niño, no había comprendido la explicación del doctor: Él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana, y entonces moriría.
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