Desde que le hombre es hombre, siempre ha buscado reconocerse a si mismo. Hace ya más de veinticinco siglos, Tales de Mileto afirmaba que la cosa más difícil del mundo es conocerse a uno mismo. Y en el templo de Delfos podía leerse aquella famosa inscripción socrática, gnosei seauton (conócete a ti mismo), que recuerda una idea parecida. Y es sencillo si uno puede conocerse a si mismo, podra a su vez conocer a los demás y la realidad que los rodea. Es por ello que comenzamos la búsqueda de nuestra identidad y se relaciona con el pensar por sí mismo, porque ésta le permitirá cimentar las bases de una identidad propia, auténtica, que le sirva de fundamento a su proyecto de vida individual y colectivo. Cuando uno es capaz de reconocerse, habla con seguridad y confianza demuestra que cree en sí misma. Estas personas, no son demasiado tímidas ni demasiado avasalladoras. Saben que sus ideas y sus sentimientos son importantes, aunque solo sean para él. Tienen confianza en sus ideales y sus pensamientos.
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