Érase una vez una descuidada cigarra, que vivía siempre al día y despreocupada, riendo y cantando, ajena por completo a los problemas del día a día. Disfrutaba de lo lindo la cigarra del verano, y reíase de su vecina la hormiga, que durante el período estival, en lugar de relajarse, trabajaba duro a cada rato, almacenando comida y yendo de un lado a otro.
Poco a poco fue desapareciendo el calor, según se avecinaba el otoño y sus días frescos, y con él fueron desapareciendo también todos los bichitos que la primavera había traído al campo, y de los cuales se había alimentado la cigarra entre juego y juego. De pronto, la desdichada cigarra se encontró sin nada que comer, y cansada y desganada, comprendió su falta de previsión:
- ¿Podrías darme cobijo y algo de comer?, dijo la cigarra dirigiéndose a la hormiga, recordando los enseres que esta última había recolectado durante el verano en su hormiguero.
- ¿Acaso no viste lo duro que trabajé mientras tú jugabas y cantabas?, exclamó la hormiga ofendida, mientras señalaba a la cigarra que no había sitio para ella en su hormiguero.
Y así, emprendió de nuevo el camino la cigarra en busca de un refugio donde pasar el invierno, lamentándose terriblemente por la actitud perezosa e infantil que había llevado en la vida.
Poco a poco fue desapareciendo el calor, según se avecinaba el otoño y sus días frescos, y con él fueron desapareciendo también todos los bichitos que la primavera había traído al campo, y de los cuales se había alimentado la cigarra entre juego y juego. De pronto, la desdichada cigarra se encontró sin nada que comer, y cansada y desganada, comprendió su falta de previsión:
- ¿Podrías darme cobijo y algo de comer?, dijo la cigarra dirigiéndose a la hormiga, recordando los enseres que esta última había recolectado durante el verano en su hormiguero.
- ¿Acaso no viste lo duro que trabajé mientras tú jugabas y cantabas?, exclamó la hormiga ofendida, mientras señalaba a la cigarra que no había sitio para ella en su hormiguero.
Y así, emprendió de nuevo el camino la cigarra en busca de un refugio donde pasar el invierno, lamentándose terriblemente por la actitud perezosa e infantil que había llevado en la vida.
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