La lucha de clases es un fenómeno que casi nace con la humanidad, es el eterno conflicto entre las clases sociales existentes, entre los que producen y los que no producen, entre los que sin trabajar se adueñan de la producción y excluyen a los que trabajan, entre explotadores y explotados; históricamente entre amos y esclavos, patricios y plebeyos, terratenientes y campesinos, burgueses y proletarios, ricos y pobres, entre depredadores y presa...
Si retrocedemos con una máquina del tiempo, veriamos que a lo largo de la historia siempre ha habido clases enfrentadas. En las sociedades esclavistas (Sumeria, Egipto, Grecia y Roma en la Antigüedad) fueron antagónicos los propietarios libres y los esclavos; en el seno de la sociedad feudal estamental el enfrentamiento se estableció entre nobles y eclesiásticos por un lado y siervos por otro.
Con la evolución de la humanida, vemos como en el seno de la sociedad capitalista ocurre igual: la lucha de clases es protagonizada por la burguesía, propietaria de los medios de producción (capital, fábricas, máquinas, transportes, etc.) y por el proletariado que, al disponer únicamente de su fuerza de trabajo, se ve obligado a venderla a cambio de un salario que escasamente sirve para satisfacer la supervivencia.
Por desgracia los hijos de los que vivieron la postguerra, hoy en día ni sabe lo que ha conseguido, ni si eso es mucho o poco en comparación con los logros de sus padres o abuelos que lucharon incluso contras las fuerzas armadas en pos de unos derechos laborales, que nosotros, nuestros hijos hemos perdido por no tomar las calles como ellos. Añoro la época donde existía una cultura de resistencia de la clase obrera, un compendio de actitudes que no acepta fácilmente la tendencia a la extinción y su esclavitud sin la resitencia. Admitía que las condiciones de vida de los trabajadores habían mejorado, pero, que se podían aún mejorar y para ello luchaban. Poco a poco los hijos y nietos de estas personas hemos llegado acomodados, lo hemos tenido casi todo sin apenas luchar, solo con el sudor de nuestros padres, con su sacrificio y al llegar a ocupar ese lugar, no hemos sabido defender esos derechos consolidados, dejandolos en el camino. La lucha obrera debe comenzar casi desde el inicio, como en el s. XIX, porque sino volveremos a las sociedades esclavistas y ya hay ofertas de trabajo solo por la comida... el siguiente paso del poderos es, cuanta comida te mereces
Si retrocedemos con una máquina del tiempo, veriamos que a lo largo de la historia siempre ha habido clases enfrentadas. En las sociedades esclavistas (Sumeria, Egipto, Grecia y Roma en la Antigüedad) fueron antagónicos los propietarios libres y los esclavos; en el seno de la sociedad feudal estamental el enfrentamiento se estableció entre nobles y eclesiásticos por un lado y siervos por otro.
Con la evolución de la humanida, vemos como en el seno de la sociedad capitalista ocurre igual: la lucha de clases es protagonizada por la burguesía, propietaria de los medios de producción (capital, fábricas, máquinas, transportes, etc.) y por el proletariado que, al disponer únicamente de su fuerza de trabajo, se ve obligado a venderla a cambio de un salario que escasamente sirve para satisfacer la supervivencia.
Por desgracia los hijos de los que vivieron la postguerra, hoy en día ni sabe lo que ha conseguido, ni si eso es mucho o poco en comparación con los logros de sus padres o abuelos que lucharon incluso contras las fuerzas armadas en pos de unos derechos laborales, que nosotros, nuestros hijos hemos perdido por no tomar las calles como ellos. Añoro la época donde existía una cultura de resistencia de la clase obrera, un compendio de actitudes que no acepta fácilmente la tendencia a la extinción y su esclavitud sin la resitencia. Admitía que las condiciones de vida de los trabajadores habían mejorado, pero, que se podían aún mejorar y para ello luchaban. Poco a poco los hijos y nietos de estas personas hemos llegado acomodados, lo hemos tenido casi todo sin apenas luchar, solo con el sudor de nuestros padres, con su sacrificio y al llegar a ocupar ese lugar, no hemos sabido defender esos derechos consolidados, dejandolos en el camino. La lucha obrera debe comenzar casi desde el inicio, como en el s. XIX, porque sino volveremos a las sociedades esclavistas y ya hay ofertas de trabajo solo por la comida... el siguiente paso del poderos es, cuanta comida te mereces
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