Todos hemos perdido a lo largo de nuestra vida, algún ser querido que se nos haya ido al cielo ,y el dolor y la tristeza que produce su falta es muy duro. Después de que un ser amado fallece, nuestro mundo se tiñe de tristeza y necesitamos tiempo para elaborar nuestro duelo. Cada día que pasa el llanto cesa pero nuestro dolor no. La vida continúa y poco a poco retomamos las actividades cotidianas. Sin embargo nuestro corazón, nuestra mente y en especial nuestra alma permanecen conectados a ese ser que se fue de forma física. La gente trata siempre de encontrar la mejor manera de hacer su propio duelo, algunos los visitan en el cementerio, otros tratan de acordarse anécdotas felices con esa persona que ya no está, otros simplemente lloran y estan tristes, pero creo que la mejor forma de superar la muerte de una persona que queríamos mucho es recordar su sonrisa, su mirada, sus pensamientos... Recordar lo que te puedo enseñar en vida, una de las lecciones que me enseño a mi es que uno debe hacer el bien en vida, no cuando ya no hay remedio. Recordarlo no bastara para ellos, porque si hicieron daño en vida, lo recordaran siempre. A pesar de todo lo que digamos, ese dolor es fuerte, es como si te arrancaran algo de tu corazón
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