Más
que las dificultades, son las situaciones límites las que nos obligan a
retomar rumbos, a emprender otro tipo de planes. Y muchas veces ocurre
que no hay mal que por bien no venga, porque empezamos a encontrar
alternativas mejores y a reconocer que estamos mejor que antes cuando lo
teníamos todo atado para siempre. Los cambios suelen ser positivos, aunque a veces pensemos que la vida es una amargura. Mi paro, por ejemplo ma ha valido para estar más al cuidado de mis padres, de sus enfermedades. Podría considerarlo un castigo divino, creo que no. Eso me ha hecho ver la vida de otro modo y que a pesar de las ausencias, estas seguiran dentro del corazón y las recordaremos hasta el fin de nuestros días. Esta fue la oportunidad de darles a ellos, todo el cariño que me dieron cuando era crio. Conseguir las metas que uno persigue, siempre que estas sean coherentes, solo es cuestion de persistencia en nuestras acciones y en la consistencia de nuestros propios valores
No hay comentarios:
Publicar un comentario